Según cuenta la leyenda, Peiratis no siempre fue así. Se dice que, siglos atrás, tan solo existía una tierra, llamada Kósmo, en la que vivían cuatro tribus diferentes, cuyas diferencias ocasionaron consecuencias tan graves, tantas muertes, tanto caos y destrucción, que la Diosa provocó la separación de la susodicha tierra, hasta formar las islas que hoy en día conocemos por Archontiá, Mageia, Kléftis, Ágonas y Skotadi, además del inmenso océano entre ellas, Okeanos.
A partir de ahí, cada isla fue desarrollándose culturalmente y, un año, los habitantes de archipiélago decidieron elegir a un líder. Mediante una votación, ganó Ágonas, haciéndose con la corona y el poder del lugar. De ese modo, se aseguraron de conservar la paz, pues el deber del monarca era controlar cada isla y proclamar la justicia. Este objetivo funcionó, hasta que murió el rey Sebastian sin descendencia alguna salvo sus dos sobrinos; Hanna, la cual vivía en Ágonas, y era conocida como La Bestia, y Charles X, quien residía en Archontiá, y al cual Sebastian dejó como sucesor en su testamento. Este hecho provocó el caos entre los habitantes del archipiélago. ¿Una nueva isla tomaría el poder? ¿Charles X realmente valía como rey, cuando bien eran sabidas sus crueldades y sus déspotas pensamientos? Unos estuvieron de acuerdo; otros, no tanto. De esa manera explotó la guerra, que años después sería conocida como la Guerra Originaria. Las islas, que hasta entonces se habían mantenido en paz y unidas, se encontraron ahora divididos. Ágonas, así como Mageía, isla famosa por su pacifismo, apoyaron a Hanna porque consiguiese la corona. Charles X, por su parte, recibió el apoyo de Archontiá. En cuanto a Kléftis, que en un principio declinaron la oferta de apoyar al heredero de la isla noble, y trataron de mantenerse neutros, algo que no pudieron hacer, pues Charles X les amenazó con destrozar aquella isla si no recibía su apoyo. Kléftis se negó, ya que no estaban de acuerdo con los ideales del aristócrata, lo que supuso el principio del fin. Se le dejó de administrar dinero y seguridad a la isla. La educación y la sanidad decayeron, sumiendo a Kléftis en una extrema pobreza. Así, sin una figura de mando, surgió la anarquía y el vandalismo. El caos volvió a aquella isla, y así continúa hasta el día de hoy. Kléftis se vio obligada a luchar en el bando de Charles X con esperanza de poder volver a la normalidad, algo que no pasó. En Mageía, por su parte, surgió un grupo rebelde, llamado Antártes, que apoyaba a Hanna, y que odiaban a Charles X por lo que había hecho, que fue famoso por ser los primeros magos en emplear magia negra. Se trataba de jóvenes inexpertos que jugaron con un poder mayor que ellos y, accidentalmente, invocaron a terribles monstruos que sembraron el pánico en el Archipiélago. Se les fue de las manos. La manera en que terminaron con ellos todavía es desconocida, pero hay quien dice que Naif, la famosa niña inmortal de Mageía, invocó a la Diosa en su infinito poder, y que esta encerró a todas las bestias en Skotadi, terminando con la población humana que habitaba en aquel lugar. Muchos de ellos ni siquiera sabían hablar. De esa forma, se creó la conocida hoy como isla de los monstruos. Tras este desastre, no es de extrañar que Hanna renunciase a su derecho a la corona, prefiriendo desistir a poner en peligro al archipiélago de nuevo. Había muerto demasiada gente, dijo. Fue de aquel modo que Charles X ganó la Guerra Originaria, siendo el primer rey de Archontiá, y el primero de la dinastía Decatour, que continúa con la corona hasta el día de hoy. También cabe añadir que, tras su victoria, se decidió crear un líder en cada isla, para que todos los poderes del archipiélago no decayesen en tan desgraciadas manos. |